Tres menús del norte
Galicia y Asturias, cunas gastronómicas, nos brindan los mejores menús del norte.
En el puente de noviembre viajamos al norte. Durante tres días recorrimos algunos de los pueblos que acarician la costa cantábrica: desde la famosa y espectacular Playa de las Catedrales, hasta casi la frontera con Gijón. Foz, Ribadeo, Rinlo, Lugo, Tapia de Casariego, Navia, Cudillero o Avilés nos han ofrecido paisajes y gastronomía para disfrutar de los primeros coletazos del otoño. A continuación mostramos tres menús del norte muy interesantes.
O Tres Pes, Rua Nova, Lugo
Nuestra primera parada en tierras gallegas nos llevó a disfrutar de una otoñal mañana en Lugo. Tras recorrer el centro amurallado (Lugo es la única ciudad que aún conserva su muralla romana completa) nos decantamos por uno de los restaurantes que otorgan ese ambiente castizo al casco viejo, el O Tres Pes. En la Rua Nova, caminando desde la Plaza Santo Domingo, esta calle estrecha une la parte oriental de la muralla con la Praza do Campo.
El bar es pequeño y poco visible, pero una pizarra en la puerta anuncia a los viandantes un menú variado y contundente, con el toque gallego y el sabor de la tierra del norte. De primer plato elegimos, cómo no, caldo gallego y fabes con almejas. El primero, un delicioso y casero caldo con legumbre y verdura que nos trajo la cocinera en su correspondiente puchero. “Como en casa”. Las fabes, un plato generoso de alubias con almejas también casero, recién llegado de la cocina de mi abuela.
De segundo plato llegó la mejor experiencia gastronómica de estos días de vacaciones: el pulpo a feira. Hemos probado muchos pulpos, dentro y fuera de Galicia, de supermercado, lonja, ferias, restaurantes… Pero sin duda, éste era el mejor pulpo que hemos comido jamás. Con un sabor exquisito y una presentación inmejorable, los pequeños trozos del molusco eran tan tiernos que se deshacían en la boca, en el momento en que el pimentón picante se mezclaba con los cachelos y la sal gruesa, dando lugar a un suave y sabroso resultado. Nuestra felicitación al camarero y dueño del bar fue respondida con un serio pero amigable “el pulpo siempre está mejor aquí que en la costa, toda la mañana cociendo, y ahí lo tienes”. Además del pulpo pedimos unos pimientos rellenos de bacalao y gambas, también buenísimos. Los pimientos muy bien cocinados, y el relleno, con el pescado y las gambas trituradas, muy bien conseguido.
Para beber optamos por un vino de la casa que no tenía mucho que destacar. Y de postre, natillas caseras y tarta de Santiago, con eso de que estamos en Galicia…
Después de comer continuamos nuestro camino al norte, donde disfrutamos de una ruta preciosa entre Ribadeo y Foz. Nos maravilló la playa de las Catedrales, tanto en su marea alta –impresiona el escenario abrupto con el mar- como en la baja, dejando una bonita escena de paseantes entre las enormes rocas que imperan en la playa.
El Patrón, Calle de Suárez Inclán, 2, Cudillero
Tras un breve paseo por el pintoresco pueblo de Rinlo, escenario de la película Los muertos van deprisa, dejamos atrás Galicia y nos adentramos en los primeros pueblos asturianos, que muestran al viajero unos paisajes de cuento desde la carretera. Entramos a conocer Tapia de Casariego, uno de los más bonitos de la costa, y disfrutamos de sus calles, su gente y de un largo paseo al borde del mar, con visita al rompeolas incluida. Llega la hora de comer y decidimos llegar hasta Cudillero, donde ya estuvimos años atrás y que supone una apuesta segura para una buena comida.
Hace buen tiempo y decidimos comer en la terraza, junto a una mesa de japoneses que estaban maravillados, literalmente, por la gastronomía asturiana. De nuevo elegimos fabada en nuestro menú. En esta ocasión, con la grasa del embutido y chorizo asturiano, que junto a las fabes de calidad dan lugar a un contundente primer plato. También nos decantamos por un paté de cabracho, que acompañado de unos biscotes para tomar untado o solo, resultó delicioso.
De segundo lo teníamos claro: como buenos amantes del queso que somos, elegimos unos escalopines y un cachopo, ambos al cabrales. El rebozado era suave y bueno, sin resultar pesado, y la salsa, sencillamente exquisita. De nuevo vino de la casa para beber y, de postre, tarta de queso y tarta tres chocolates, deliciosas y, lo más importante, caseras.
La lluviosa tarde en Cudillero solo nos permitió dar un breve paseo por el pueblo y salir a conocer la comarca con el coche. Enseguida anochece y es una pena no poder disfrutar más de estos paisajes naturales.
Sidrería Bocana, Calle de la Estación, 11, Avilés
El día siguiente amaneció soleado. Un paseo matutino por la montaña, una rápida pero espectacular visita a Cabo Vidio y un vistazo en la playa del Silencio fueron nuestra despedida a la costa asturiana. Conduciendo hacia el interior llegamos a Avilés, y allí disfrutamos del tercer menú norteño del viaje.
Tras recorrer el casco viejo y sorprendernos por la cantidad de lugares dignos de ser conocidos, elegimos una sidrería céntrica que nos había gustado por su menú, decoración y aspecto tradicional. De primero nos decantamos por un plato de lacón con cachelos, bastante bueno, y otro de champiñones al cabrales (otra vez… :)), que resultaron buenísimos.
De segundo, otra vez escalopines al cabrales (¿puede no estar bueno alguna vez este plato?) y bacalao bocana, un pescado sabrosísimo que llevaba el nombre del local. Acompañado de pisto y cocinado en una salsa con un sabor delicioso, fue una gran elección para terminar nuestra ruta gastronómica. De postre, un sencillo flan casero.
Tras disfrutar de nuestra última comida del viaje dimos una última vuelta por la ciudad, nos acercamos a ver los exteriores del Museo Niemeyer y de nuevo al coche. Nuestro periplo por el norte nos había llevado a descubrir nuevos destinos y, por supuesto, nos había saciado esa necesidad que tenemos quienes conocemos bien la tierra gallego-asturiana, tanto de gastronomía como de gentes, paisajes y pueblos para recordar. Una necesidad que te hace volver al norte cada cierto tiempo.
Desde luego esta ruta tan bien marcada, invita a realizarla y por supuesto a degustar toda esta variedad de menús. Se hace la boca agua!
Q buena pinta tiene todo!anotaré las sugerencias para el próximo viaje al norte!